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El papá de los boxeadores

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Todos recordaremos la pelea entre el japonés Ryomei Tanaka y el colombiano Yuberjen Martínez en los más recientes Juegos Olímpicos de Tokio 2020. El profe de infancia de este último, el maestro Wilber Blanco, estaba acongojado y desilusionado por la decisión de los jueces que desfavoreció a Yuberjen. Esta decisión llevaría al antioqueño a apelar la determinación de juego ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS), cuyo veredicto final desestimó el recurso, argumentando que el combate fue correctamente arbitrado. A pesar de estos hechos tan lamentables, el boxeador pudo regalarle una casa a su mamá siendo este un propósito que se había hecho desde el principio de su carrera.Todo este esfuerzo fue logrado gracias a la disciplina que le inculcó desde los inicios de su desarrollo como boxeador, su entrenador.

 

“El tema de ser entrenador lo tienes que llevar en la sangre porque a cualquier persona que le guste un deporte puede llegar a enseñarlo, solo si lleva en el corazón esa disciplina”, expresó el profe Blanco. Nos sentamos a conversar con el mentor del último medallista olímpico en Tokio, escuchando las gallinas de fondo cacarear. El lugar donde se encontraba estaba enmarcado por el cántico de estos animales que denotaba el contexto rural de donde es oriundo Wilber y todos los boxeadores que entrenan. Estadísticamente hablando, es necesario reconocer la cantidad de medallistas nacionales e internacionales que provienen de estas regiones olvidadas por el estado colombiano. Resulta paradójico que los departamentos de Antioquia y Valle del Cauca sean muchas veces los lugares que ocupan los primeros puestos en el ranking de medallas en Colombia, mientras los índices de violencia registrados allí son los más altos del país.

 

Colombia es un país que ha logrado construir una industria del boxeo digna de admirar con deportistas como Antonio Cervantes, Irene Pacheco, Eleider Alvarez y Jorge Eliecer Julio Rocha. A pesar de eso, en el país no existe gran apoyo psicológico y económico para los deportistas.  Los formadores de estos campeones del mundo tienen que trabajar con las uñas para poder sacarlos adelante porque muchas veces estos individuos tienen gran cantidad de problemas sociales, mentales y económicos que ellos mismos deben sortear. “Tú te conviertes en entrenador, psicólogo y nutricionista, todo al mismo tiempo, de estos jóvenes que muchas veces no tienen donde caerse muertos”, declaró el profesor. La nobleza es un aspecto que el maestro destacó como inherente dentro de este oficio para poder desempeñarse. “Muchas veces tienes que sacar el dinero de tu propio bolsillo para alimentar a estos muchachos o irlos a buscar en la calle porque están siguiendo malos pasos”, añadió.

 

La deserción en Colombia por problemas sociales es muy alta y en departamentos como Antioquia, el INDER y otras instituciones ofrecen un apoyo muy limitado al boxeo y a cualquier deporte en términos generales. El apoyo que este tipo de organizaciones ofrece se centra más en impulsar la carrera de boxeadores que se encuentran en una etapa profesional o semiprofesional, pero para aquellos que compiten a nivel departamental o municipal el apoyo tiende a ser extremadamente limitado. Este aspecto pone en desventaja a Colombia como un país en donde poco se impulsa el deporte desde la base misma, si se compara con países como China o Japón en términos olímpicos. En las naciones desarrolladas se crea un estilo y una cultura del deporte por la misma formación y apoyo que reciben sus participantes desde edades muy tempranas. En cambio, cuando los boxeadores cumplen 15 o 16 años de edad en los diferentes departamentos del país, su entorno mismo les exige vincularse al mundo laboral y ponerse a disposición de los padres para poder sacar las necesidades económicas adelante.

 

“En Colombia no existe un estilo de boxeo particular, llámese el asiático, el mexicano, el europeo, el cubano o el estadounidense. Aquí nos caracterizamos por la formación que pueda ofrecer cada entrenador de manera particular. Por ejemplo, yo entreno a partir del biotipo que tenga cada individuo”, puntualizó el entrenador. En los diferentes lugares del mundo se crean diferentes técnicas y estilos, como por ejemplo en México en donde se perfila a los boxeadores por luchar hasta que sus cuerpos están lacerados. No existe un sello personal que caracteriza al deportista en Colombia, a diferencia de otros lugares en donde se enmarca a un combatiente por su carácter estilístico, o por ser “fajador”, lo que significa luchar a una distancia muy corta del rival. Esto se logra gracias a la formación inicial que recibe un deportista, que en palabras del entrenador resulta ser la formación más importante de un profesional en su carrera.

 

“Una buena formación implica la aplicación de una buena alimentación en casa, así como también unas dignas condiciones de hospedaje. A partir de aquí se empieza a desarrollar una planificación de carácter diaria, semanal o mensual. Todos los componentes son importantes; tanto la velocidad, la resistencia anaeróbica, la flexibilidad y la rapidez tienden a ser factores determinantes en una competencia”, explicó Blanco. Estas rutinas son importantes a la hora de participar en un torneo que resulta ser la forma como los boxeadores en el país generan diferentes procesos de ascenso. Para estar en este tipo de eventos es necesario ser parte de una selección departamental o estar pendiente de las convocatorias que van surgiendo organizadas por las instituciones menores del Ministerio del Deporte. De esta forma un deportista puede llegar a ser parte de la selección Colombia, para así lograr un sostenimiento económico. Pero con ese status, el jugador debe lograr una cuota mínima de triunfos para evitar que se le suspendan las ayudas económicas en la Selección Colombiana de Boxeo.

 

En los años 60, en la era de Pambelé o en la época de la píldora, existía una cobertura en prensa de la Selección Colombiana de Boxeo y de todo lo que pasaba en torno a esta disciplina porque esta práctica trajo al país los primeros logros del deporte en el ámbito internacional. Anteriormente, en la costa caribe colombiana se transmitía mucho este tipo de entretenimiento y las personas tenían la cultura de ver lo que ocurría, junto a otras actividades como el béisbol. Este tipo de combates se han quedado huérfanos de publicidad y acompañamiento porque los nuevos canales de televisión como RCN o Caracol solo se preocupan cuando uno de los combatientes en Antioquia o en el Valle del Cauca obtiene una medalla olímpica. “Anteriormente contábamos con una cobertura muy grande por parte de la fanaticada, alcanzando en nuestras mejores épocas a llenar una plaza de toros completa para presenciar este tipo de espectáculos”, describe Wilber, “pero por falta de apoyo de empresarios, que son las piezas fundamentales en este ajedrez de la industria los boxeadores en Colombia, se han quedado sin alguien que los impulse a través de los recursos económicos y los diferentes patrocinios”.

 

El sistema de jueces también resulta ser un problema en esta disciplina cuya determinación de las reglas es establecida para todos los países. El fútbol tiene un sistema de arbitraje flexible que permite echar reversa de una decisión tomada frente al resultado de un encuentro. Con la implementación del VAR, los jugadores ya no pueden mentir porque las imágenes son claras y contundentes frente a lo que ocurre en el campo de juego. En un partido de balón pie se han llegado a retroceder hasta 4 goles por el registro que se logra con este tipo de tecnologías. En palabras de Wilber Blanco, la tecnología debería ser un recurso que beneficie a la disciplina: “Yo estoy de acuerdo con que exista un sistema de jueces humanos por el hecho de que todo deporte debe tener un representante que audite de cerca con la inteligencia humana lo que está pasando. No obstante, la tecnología podría influir en el boxeo de la misma forma como influye en el béisbol. Las decisiones deberían poder refutarse porque nunca son finales”.

 

A pesar de todas las negativas, la práctica de este deporte en Colombia debe ser motivo de orgullo. El boxeo en el país cafetero es una disciplina que por la genética de sus habitantes solo puede estar enfocada en las estaturas bajas y medianas. Las divisiones pesadas, semipesadas y superpesadas casi no tienen cabida en el territorio porque no existen los mismos rasgos genéticos en la población que pueden tener los europeos o norteamericanos dentro de la industria. Para una persona grande en Colombia es más difícil practicar este oficio que otros como, por ejemplo, el baloncesto o el voleibol. Antropológicamente existen sujetos de estaturas bajas y medianas en el territorio, por lo que los pesos que más se compiten son los que oscilan entre los 70 y los 75 kilos. Dentro de estas tallas los diferentes boxeadores han sabido sortear los combates a pulso y esfuerzo. “Después de México, somos el país que más aporta a Latinoamérica dentro de la industria. Debemos mirar el boxeo como una forma de vida para alejar el contexto de violencia que la sociedad nos ha heredado”, mencionó el maestro como mensaje final.    

Universidad Externado de Colombia | Octavo semestre | Taller de Convergencia en Medios | profesora Mónica Parada | 2022-1

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